El pasado 26 de enero un grupo de voluntarios de GREFA visitó el nuevo centro de interpretación que hemos inaugurado en Villalar de los Comuneros (Valladolid) y pudo observar las aves y contemplar los paisajes de las lagunas zamoranas de Villafáfila. Pero sobre todo, esa jornada por las adustas e intensas tierras castellanas fue una oportunidad de compartir ideas, sensaciones e inquietudes entre ese potencial humano que tanto representa para nosotros: el voluntariado.
En las noticias de GREFA siempre se intenta reconocer la labor del voluntariado y destacar la importancia que esa ayuda supone para poder cumplir con el trabajo diario para la recuperación de la fauna salvaje y con los proyectos en favor de la biodiversidad. Pero como en esta ocasión el que escribe esta líneas es uno de esos voluntarios, esta vez podemos permitirnos el lujo de mostrar la otra cara de la moneda y contar lo que GREFA, por prudencia y por humildad, suele callar. Esa realidad no es otra que la generosidad con la que a su vez GREFA corresponde siempre con sus colaboradores.
Buen ejemplo de ello fue la visita que voluntarios del Equipo de Rescate y Recepción de GREFA hicimos al centro de interpretación de Villalar, del que ya teníais noticias [https://goo.gl/3ZQ27a]. La visita nos mostró una vez más la mejor faceta de la ONG a la que los voluntarios venimos apoyamos con una pequeña parte de nuestro tiempo y una gran parte de nuestro interés y nuestra ilusión. Porque en ese centro de interpretación, como tantas otras veces, GREFA no se ha limitado a contar sus esfuerzos por la conservación y la rehabilitación de la fauna silvestre, sino que va mucho más allá.
En efecto, el contenido del centro es también un vínculo a aquellos otros factores de los que en último término depende la conservación: el hábitat, las actividades humanas como la agricultura y la ganadería con las que esa fauna debe convivir, la historia y las costumbres locales, la transformación del paisaje o la rápida evolución en los últimos años de muchos de los que fueron usos tradicionales en nuestros campos.
Todo eso, que aparece claramente reflejado en la exposición permanente del centro, te hace pensar, pensar mucho. Pero apenas tienes tiempo para ello porque enseguida la visita al centro la enlazamos con el recorrido de una preciosa senda interpretativa que se ha diseñado en un cómodo paseo de un par de kilómetros, donde es posible conocer algunas de las costumbres y curiosidades de este municipio cargado de historia en el corazón de la Castilla Comunera como es Villalar.
Placeres al alcance de todos
Fueron precisamente el pueblo y sus gentes los que completaron la visita a este centro de interpretación tan especial. Porque si el alcalde de Villalar de los Comuneros, Luis Alonso Serrada, tuvo con nosotros el detalle de recibirnos y dedicarnos parte de su tiempo, el resto de cosas de las que disfrutamos están al alcance de cualquiera que se quiera acercar a este rinconcito de la provincia de Valladolid: brindar con una copa de riquísimo verdejo en sus bares «Status» y «La Posada del Agua», comprar un buen cargamento de pastas, hojaldres y rosquillas horneados en cualquiera de sus panaderías (y a los que el único pero que se les podría poner es que son una tentación demasiado fuerte como para que las ricas viandas lleguen intactas a casa, como bien puede atestiguar alguno de nuestros compañeros) o las exposiciones que se inaugurarán próximamente en la Casa de la Cultura de Villalar y que nosotros no pudimos ver (ya tenemos la excusa perfecta para volver pronto).
El día lo rematamos acercándonos a la Reserva Natural de las Lagunas de Villáfafila, ya en la provincia de Zamora, donde visitamos la Casa del Parque y pudimos gozar desde el observatorio de Otero de Sariegos con el vuelo de las bandadas de ánsares y una espectacular puesta de sol sobre la Laguna Grande.
Texto: Miguel Marco Mommens, voluntario de GREFA.
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